BATALLA DE OLIVEIROS CON FIERABRAS NO CAMPO DAS DUNAS. VI Parte

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Textos de Domingo Regueira inspirado por unha anciá de Sirves que lle falou dunha batalla alí ocorrida e que ela descubriu nun libro que lle trouxo seu pai da Arxentina. Referencias da batalla atopadas no Códice Calixtinus.

 

Lugar: Campo das Dunas
Olveira – Bretal – Sirves- RIBEIRA, 777 (ano máis, ano menos)

 

PARTE VI

[lease en prosa]

Volvieron a la batalla
como dos Leones fieros;
pero Guarín su criado,
que todo lo estaba viendo,
fue y le dixo a Carlo Magno,
ruegue a Dios por Oliveros,
que estaba en grande peligro.
Con grande fervor y celo
Ante un divino Señor
dixo de rodillas puesto:
Dulce Jesús de mi vida,
humilde y manso Cordero
consuelo del afligido,
mirad por mi Caballero,
y estando en estas fatigas
oyó una voz, que del Cielo
le decía: Carlo Magno,
no tengais temor, ni miedo,
porque ello aunque sea tarde,
será tuyo el vencimiento.

Dubidamos si Alá, tamén contactaría, cos seus soldados pagáns, coa mesma tecnoloxía, pois nós creemos que non, aínda se ve hoxendía, estamos moi avanzados, vexan a telefonía, que unha vez privatizada, foi destacando na bolsa, líder na avanzadilla.

Volvamos ahora al campo,
donde están los caballeros,
con las armas destrozadas,
desbaratados los yelmos,

las viseras quebrantadas,
los escudos por el suelo,
pero en aquesta ocasión
el esforzado Oliveros
le dió a Fierabrás un golpe
sobre el costado izquierdo,
que gran parte de las armas
les hizo venir al suelo,
que desde el hombro a la hijada
todo quedó descobierto,
y rebatiendo la espada,
cortó la cadena luego,
donde estaban los barriles,
y ambos vinieron al suelo;
pero al golpe que pegaron,
se expantó el Caballo huyendo
por el campo, sin que pueda
el jinete detenerlo.

Oliveros questo vido,
recojió pronto y ligero
entrambos a dos barriles,
y tomando un sorbo de ellos.

Clo, Clo, Clo…

se halló sano de sus llagas,
y con más valor y esfuerzo,
en un rio caudaloso,
que estaba inmediato a ellos,
fue y arrojó los barriles,
y ambos a dos se hundieron
.

¡Hurra! ¡Hurra! !Ra, ra, ra! ¡Oliveiros, Oliveiros e ninguén máis! Berran vermellos os boticarios o ler tales fazañas.

Fierabrás cuando lo vido,
lleno de rabia y veneno
le dice, muy noble Conde,
mala acción es la que has hecho,
que presto te han de hacer falta,

y alzando el brazo soberbio
le hurtó vigilante el cuerpo,
dio en el arzon de la silla,
y rebatiendo el pescuezo
del Caballo, le dio muerte,
con que quedó a pie Oliveros,
diciendo mira Pagano,
no es de nobles Caballeros,
darle muerte a los Caballos,
estando en campaña puestos.
Le respondió vigilante,
yo de eso culpa no tengo,
pero yo te daré el mio,
aun que es verdad que lo siento.
No quiero yo tu Caballo
sino es que te apees luego,
y el que venza la batalla,
ese quedará por dueño:
se desmontó Fierabás,
y ambos a dos en el suelo,
arman tan cruel batalla,
que parecía un incendio,

de las chispas de las armas
querian llegar al Cielo;
pero a los primeros lances
el valeroso Oliveros
vá a tirarle un grande golpe
a Fierabrás con esfuerzo,
mas él asi que lo vido,
le hurto vigilante el cuerpo,
y sin poder detenerse
dió con la espada en el suelo,
y se le fue de la mano,
y asi que lo vió indefenso,
le dice muy noble Conde,
contemplate prisionero,
o te quitaré la vida,
y le respondió ligero,
obra como tu quisieres,

que si no me llevas muerto,
no es posible el entregarme;
y alzando el brazo soberbio,
para ir a descargarle,
cuando en este mismo tiempo
con un pedazo de escudo,
que en la mano traía puesto,
se lo tiró con tal fuerza,
pero hizo el tiro cierto,
que le quebró la visera,
y sobre el ojo izquierdo
le metió toda la punta,
y pegó un grito tan fiero,
que el Caballo se asombró,
y a la parte de Oliveros
vino y dio dos o tres vueltas,
y a él se arrojó ligero,
y recobrando una espada,
se rodeó, así diciendo:
Pagano ya tengo espada,
Ahora aquí nos veremos.
Fierabrás le dice, amigo
mucho en el alma lo siento,
ven y tomarás la tuya,
y dame la mía en premio,
primero quiero templarla,
por ver si es fuerte el acero,
y si no es como la mia
luego después cambiaremos,

¡Nin por asomos! Como diría algún. A espada de Oliveiros que Durandarte chamaba, sairá da mesma fragua coa técnica alemaña, igualiño á de Roldán que por moito que mallara nunca mácula saíra na súa folla prateada.

se envisten el uno a el otro,
pero a los lances primeros
le dio a Fierabrás un golpe
que le cortó todo el yelmo,
y parte de la cabeza,
y andaba como sin tiento,
le aseguró una estocada
por el costado izquierdo,
cayó el bárbaro en la tierra,
estas palabras diciendo:

Oh valeroso Cristiano
que sin segundo es tu esfuerzo,
no me acabes de matar,
que desde ahora confieso,
que es tu Dios muy poderoso,
piadoso, infinito, y bueno,
llévame presto cristiano,
donde están tus compañeros,
y dame el Santo Bautismo,
que por instantes deseo;

Xa vedes de que maneira, nunca seu pai pensaría, que o moulón do seu fillo, cometera apostasía.

Quizais fora consecuencia, da soberana malleira, que lle deixou a cachola, igual que unha tarteira.

O seguinte martes saberemos mais da batalla!

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"Arqueoloxia Barbanza"

Domingo Regueira defínese a si mesmo como un chapuzas artístico ou trapalleiro literario. Publica regularmente no seu perfil persoal de facebook e podes seguilo na súa páxina “Arqueoloxía Barbanza” onde atoparás mais do seu interesante traballo de investigación arqueolóxica da nosa contorna. Ademais, os seus contos actuais, cargados de sarcasmo, son publicados en La Voz de Galicia (sección Barbanza). Tamén é colaborador no blogue da Asociación Barbantia “Café Barbantia” e a miúdo debuxa. Unha das exposicións mais recentes foi no Museo Valle-Inclán da Pobra do Caramiñal onde presentou unha serie de negras ilustracións sobre a obra do autor do esperpento.

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